El Corte Inglés ya no marca las estaciones en este país: ahora, es la publicación anual del catálogo Ikea para la el año (que, para la empresa sueca, empieza en septiembre) la que, cual solsticio de invierno, marca el inicio de la temporada. Ni los libros del cole, ni la nueva temporada de la Liga de las Estrellas, nada le puede hacer sombra al sol de medianoche.
Y es que, desde que Ikea se estableció con sus dos primeros almacenes en este país, cada temporada, en nuestros buzones, aparecía un catálogo de más de 200 páginas, en las que una serie de diseñadores que nos dicen suecos, que nos dicen jóvenes, que nos dicen imaginativos, reciclan las ideas más camp de los 50 y los 60 envueltas en una pátina de pseudomodernidad. Ahora, afianzada en nuestro país y sin necesidad de semejante esfuerzo publicitario, éste no aparece en todos los buzones; es más, pasan a venderse en los kioscos. Y este hecho, el que ya no aparezca cada septiembre puntualmente junto con la liquidación de agosto de la tarjeta de crédito, alienta el tráfico de catálogos entre familiares, amigos y conocidos. Acabo de presenciar cómo una conversación entre cuatro amigos ha estado a punto de ser abortada porque alguien sacaba de la bolsa el dicho(so) catálogo.
Curioso cómo algunos rituales cambian con las nuevas generaciones. Ni Star Trek, oiga.
Por cierto, si has comprado últimamente en Ikea, ve con cuidado con ciertas regletas.
lunes, septiembre 19, 2005
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