jueves, julio 26, 2007

El verano del Summercase (2.ª parte)

Nos encontramos los sospechosos habituales (por orden alfabético Jordi, Juanma, Kaoss, Nuria y servidor) en el exterior de la carpa de la Terminal S tras el concierto de Guillemots, buscando el alivio de la brisa (que traía a su vez los efluvios de la depuradora del Besós) y de la cerveza en vaso de plástico. El caudal de público era claramente neto hacia el interior de la carpa, y para cuando PJ Harvey apareció en escena se podía decir que estaba llena hasta... los soportales, donde, ya acuclillados sobre los bloques de cemento o colgados en la estructura, los que ya no cabían bajo la lona buscaban un buen ángulo de visión.

Permanecimos a la derecha, mirando en dirección al escenario, cerca de la pantalla situada junto a la carpa por aquel lado. Jordi y Juanma se aventuraban de vez en cuando a la linde del espacio, para salir enseguida abofeteados por la calor asfixiante ¡y mojados por las gotas que se desprendían del interior de la lona! Sí, damas y caballeros; el calor era tan intenso que la humedad se condensaba, resbalaba y caía cual lluvia de sudor (no es así exactamente, puesto que los componentes más pesados del sudor no se evaporan como el agua; aun así, la impresión era realmente... bueno, dejémoslo). A medida que PJ Harvey desgranaba un repertorio que no por íntimo era menos sobrecogedor, chicos y chicas abandonaban el recinto empapados en sudor, algunos con síntomas evidentes de deshidratación, y al pasar al lado dejaban tras de sí una estela de bochorno que parecía consumir el aire a nuestro alrededor, como si tras ellos hubiesen dejado abierta la puerta al Infierno. Mediado el recital, un grupo de cinco personas pasó delante nuestro, y el último me dijo:
-Mira, os hemos dejado cinco puestos ahí dentro. Podéis entrar y quedaros con ellos.
-No gracias, ya os los guardamos.
-No vamos a volver a entrar, así que en serio, es para vosotros.
-Te lo agradezco un montón, pero en serio que me sabría mal y os lo guardamos. Además, ya se ve bien desde aquí.
-Como quieras, ya te digo que los podéis aprovechar.

Por lo menos, que el buen humor no decaiga.


Y a pesar de las vaharadas avernales, el típico alto que se te pone siempre delante estés donde estés y te entorpece la visión, a pesar de la distancia al escenario y del barullo en derredor, aun así, la actuación de Polly Jean alcanzó cotas de intensidad que no recordaba en la vida. Ataviada con un vestido blanco con mangas largas de encaje, bordados y fruncidos, más cercana en suntuosidad a Björk que a la imagen de una sexualidad enfermiza que otorga su figura enjuta, guitarra cruda y voz desnuda, rasgada, brutalmente sincera: letras sobre el sexo, el amor obsesivo, las relaciones insanas, que caldearon el ambiente hasta una completa adoración que, insisto, no he visto ni en los conciertos de U2. Polly Jean se vio superada al acabar "Rid On Me", y al dejar la guitarra empezó a deambular por el escenario, musitando "gracias" en impecable castellano una y otra vez, desarmada como una niña agasajada en una celebración familiar. Y, a pesar de las tres canciones, si mal no recuerdo, que en mitad del set entonó al piano, nuevas composiciones del próximo álbum que tuvo la cortesía de presentarnos en directo, la intensidad y la maestría fueron de matrícula.
Así que, aunque me gusten más otros grupos:
PJ Harvey, 13/07/2007, 22:00h, Terminal S: 10,0



Al finalizar el concierto, decidimos separarnos: Nuria y yo íbamos a avituallarnos; el resto de SA, a la Terminal E a ver The Flaming Lips, grupo no demasiado de mi agrado. Me las prometía felices, pensando que a las once de la noche no habría tanta cola en las barras de los bares... Diez minutos para comprar los tíquets; media hora para conseguir dos tristes bocatas de pan recién descongelado, con miga en mazacote, tortilla de patata helada y con restos de cáscara de huevo en el interior. Menos mal que la cerveza... bueno, sigue siendo cerveza y ayuda a deshacer el bolo alimenticio.

Así, pues, escuchamos las cinco primeras canciones viéndoles el culo a los que se agolpaban para atraer la atención de los camareros. Aunque me dijeron que el espectáculo del grupo de Wayne Coyne, los "Morritos calientes", fue el más vistoso del festival, musicalmente era calcado a las grabaciones; y, a mí, la psicodelía me gusta... la justa. Sí, para mí el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band es uno de los diez mejores discos de todos los tiempos, y el Your Satanic Majesties Request me parece absolutamente soporífero. Lo dicho: psicodelia, la justa.

Os dejo un pequeño preview de un asistente al concierto, que ha colgado en YouTube:



Nuria estaba rendida, así que nos echamos en uno de los dos parterres del recinto para digerir "aquello" con tranquilidad, pero soy un culo de mal asiento, sobre todo teniendo en cuenta que faltaba menos de una hora para ver a los Arcade Fire, la convencí para ir a tomar posiciones ante el escenario de la Terminal O.

Sí, si, posiciones: del escenario a la torre de sonido la muchedumbre ya era bastante tupida. Me quedé a unos diez metros del escenario, frente a la pantalla izquierda. Menos de un cuarto de hora para el inicio de la actuación, Nuria se vio superada por el ambiente (apretujones, empujones, los Tíos Altos que Siempre Se Ponen Delante, sofoco) y se retiró hacia el exterior. Así que ahí me quedé, solo, armado de valor, de ganas de saltar y de codos para responder a algún americano beodo que no sabía comportarse en un concierto.

Y salieron. Y el mundo ya no volvió a ser igual.


PJ Harvey se ganó a un público entregado de antemano, pero la expectación generada por estos muchachos canadienses no tiene parangón. Creo que mi voz ya se había desgarrado al acabar "Keep the Car Running", pero después encadenaron "No Cars Go", y cuando creían que se iban a cascar el Neon Bible entero, dieron un golpe de timón emocional y atacaron "Haiti". Fueron a por todas, tan intensos como Polly Jean, pero sin contención: rabia y lírica para subrayar las tensiones sobre un mundo que no les gusta. Recordemos que, tras el Funeral, u once formas diferentes de encarar la muerte, Neon Bible es un disco extrovertido, en cuanto que la mirada brota del interior de los compositores a un mundo donde se juega con las creencias, con la credulidad y con la comunicación.

Tan intensos se muestran en el escenario, tan contundentes, tan emocionantes, que desde mi punto de vista el sonido fue demasiado arrollador, una apisonadora sónica que nos ganó a todos en sentimiento, pero que se dejaron en algún punto los ricos matices de su música.
Y para ejemplo de intensidad, esta actuación en el show de Jonathan Ross:



El set fue:

Keep the car running
No cars go
Haiti
Poupee de Cire
Black Mirror
Laika
Ocean of Noise
Tunnels
Power Out
Rebellion
Intervention
-bises-
(Antichrist Television Blues)
Wake up


Os juro que en "Rebellion (Lies)" estuve a cerca de sufrir el síndrome de Stendhal pero, como bien dijo Juanma, tuvieron un fallo imperdonable: que la actuación acabó.
Arcade Fire, 13-14/07/2007, 00:40h, Terminal 0: 9,6

Salí del mogollón exhausto, ronco, cansado... y muy feliz. ¿Qué grupo iría a ver a continuación, que se acercase siquiera a la intensidad de Polly Jean y Arcade Fire?

(continuará)

Powered by ScribeFire.

martes, julio 24, 2007

Canción de amor maquillada número 43 (Summercase spin-off #01)

La mezcolanzano es exclusiva de la música de este grupo canabrasiesconglés. Sus miembros tienen una formación musical de lo más diversa, y por eso su conjunción resulta de lo más fresca. Su propuesta no es, por ello, sorprendente en lo musical, pero sí curiosamente sincera en su ejecución.

Y a pesar del sonido deslavazado de la Terminal S en el primer día del Summercase, no puedo dejar de recomendar su único largo, Through the Windowpane, y aconsejar seguir sus pasos, porque me huelo que van a dar mucho de qué hablar en un próximo futuro.

Guillemots:
Fyfe Dangerfield - teclados, voz
MC Lord Magrao - guitarras
Aristazabal Hawkes - contrabajo, voz
Greig Stewart - batería

MySpace
Cuaderno de bitácora
Esto... otro cuaderno de bitácora (WTF?)
Página web (con registro)

Made Up Love Song #43



Trains to Brazil



Annie Let's Not Wait (de la Blogothèque)



Powered by ScribeFire.

lunes, julio 23, 2007

El verano del Summercase (1.ª parte)

All those ... moments will be lost in time, like tears...in rain.


No llovió precisamente el fin de semana del Summercase, pero antes de que aquellos momentos de un fin de semana mágico se desvanezcan... bien, para eso creé este cuaderno de bitácora. Por desgracia, los recuerdos son por naturaleza imprecisos, falsos si nos atenemos a un criterio restrictivo de lo que sería un registro temporal (sólo al alcance, por el momento, de las grabadoras de vídeo, y según y como ni aun así), así que, como todo en esta página, las impresiones están tamizadas por el punto de vista del autor de estas líneas, para bien o para mal.

Y es una pena, insisto, porque fue un fin de semana memorable, de aquellos que te gustaría revivir cada poco tiempo. Como el primer beso, el paso de una estrella fugaz o aquel verano de ligue ocasional. Momentos que se pierden con el tiempo...

... pero démosle una patada en el culo a la melancolía musical, pues los grupos que acudieron a la cita están más que vivos (bueno, si quitamos The Jesus and Mary Chain y O.M.D., que me huelo que no están para demasiadas alegrías).

Viernes a las 18.05h, preso de una impaciencia netamente irracional, arrastro a Nuria hacia la entrada del recinto del Fòrum bajo un sol de justicia. Hubiese danzado por lluvia, pero no me sé los pasos. 18.15h, más o menos: pasamos el primer control; revisión de mochilas y tal. Aparece el primer signo de desorganización: un personaje, megáfono en mano, vocifera que la puerta de la derecha es para abonos, y la de la izquierda es para pases de un día. Cuando llega mi turno, le pregunto al segurata si podemos pasar con el abono, y le muestro la entrada, adquirida a través del Tel-Entrades. El segurata me responde, con una sonrisa sardónica, que eso es un abono. Le repito que si puedo pasar, que... No me deja acabar la pregunta: "Aquí pone abonament, és que està en català." Ya, como si yo fuese de Bosnia-Herzagovina. Golpecito amical en el hombro y empujón pa'entro. Maldigo el día en que, en mi código genético, mis padres omitieron el don del habla. En fin. Segundo control: jovencitos de la organización que pasan las entradas por un lector de código de barras... Y nuestras entradas no disponen de esos códigos. ¡Casunlolla! Si compré los abonos el primer día en que se pusieron a la venta y en un puesto autorizado. Le muestro las entradas. Efectivamente, nos mandan a una cola de una cincuentena de personas que esperan bajo el susodicho sol de justicia ante una única ventanilla que canjea las entradas previa comprobación. Comprobación que, como os podéis imaginar, no es cosa de dos segundos. Así que pasamos casi una hora en la cola, y eso que llegamos nada más abrir el recinto; a saber cuánto tardarían en canjear todas las entradas. Suerte, además, que llevaba el comprobante de la compra porque, por lo visto, los abonos adquiridos a través del Tel-Entradas no eran nada fáciles de comprobar, a tenor de los compradores a los que pidieron mantenerse cerca de la taquilla mientras la esforzada taquillera seguían canjeando entradas.

Así, pues, me perdí la actuación de Fionn Regan, la única que, por cuestión de solapamiento de horarios, tenía intención de ver en la carpa de la Terminal N.

Mientras esperábamos a que asomasen por el recinto Juanma, Jordi y Kaoss, Nuria y yo nos sentamos en las gradas de la Terminal E, coronada por el mar de fondo, para ver a The Hidden Cameras. Al ser el primer grupo cabeza de cartel del festival no le hizo justicia: empezaron la actuación con las gradas a medio ocupar y la explanada muy holgada para los asistentes. Una lástima para un conjunto con un sonido nítido, a medio camino entre el folk yel pop à la Belle & Sebastian, que salen a divertirse (siete músicos y un entertainer más seco que una mojama, tocados con capa y capucha como espermatozoides tamaño XXL, saltando y coreando sin un respiro) y a divertir a la audiencia. Así que, al acabar su set, Joel Gibb espetó un "Hey you, those on the seat, get up your fucking assess and come down to dance" antes de atacar "Ban Marriage". Dado que Juanma puntuó las actuaciones en su bitácora, no voy a ser menos en este crossposteo.
Hidden Cameras, 13/07/2007, 19:20h, Terminal E: 8,0



Una de los grupos que más gente congregó al inicio del crepúsculo barcelonés eran Editors, aunque a mí, su sonido excesivamente lánguido y pesado no me convence, así que convencí a Nuria para ir a ver a Guillemots. Su álbum Through the Windowpane es una mezcolanza exquisita de melodías delicadas, armonías jazzísticas, visceralidad a medio camino entre el blues y el ragtime y toques sinfónicos -aunque a partir del último tercio las composiciones se tornan más difusas y mediocres- que hacen de este combo una de las atracciones más exóticas del festival. Para mi sorpresa (y para decepción de Nuria), el sonido en directo es contundente, más visceral si cabe y sin concesiones. Fyfe Dangerfield aporreaba el teclado como poseído por el espíritu de Jerry Lee Lewis (que el rock conserve por muchos años aún en este mundo) y su potencia vocal me recordaba a un Peter Gabriel dejado de tonterías. Por desgracia, el sonido fue mucho más infame si cabe que en el de Hidden Cameras, estropeando gran parte de la rica textura musical. Para mí, el descubrimiento musical del Summercase... del sábado.
Guillemots, 13/07/2007, 20:45h, Terminal S: 8,5



Tras el concierto nos encontramos con Juanma, Jordi y Kaoss, nos tomamos la primera cerveza y esperamos en el exterior de la "carpa del infierno" a que apareciese la dama del indie...

(continuará)

Powered by ScribeFire.

Alubias aterrorizadas

Alubias aterrorizadas.

sábado, julio 21, 2007

Qué es democracia, me preguntas, clavando en mis labios tu censura azul

Y después llaman intolerantes a los que pusieron el grito en el cielo con las caricaturas de Mahoma. Al menos, aquellas ilustraciones tenían la dudosa virtud (no por haberlo conseguido, sino porque no era su intención) de haber ofendido a todo un conjunto de creyentes (no todos, claro) de una religión (aunque las religiones no hayan traído más que excusas para matarse y para abusar de menores, y arrimarse al ascua que más calienta).

Pero ¿esto, ofensivo?



¿Acaso no se va a poder opinar que la monarquía me parece una institución anacrónica? ¿Que se dude de un cargo asignado por herencia en vez de por sufragio universal? ¿Discriminatorio además a causa de la ley sálica? ¿Y no podamos quejarnos del gasto en representación de la Casa Real que, como todos sabemos, se invierte en "campamentos"? En un país en que se tacha al presidente de asesino, a los mafiosos del ladrillo se les come la... se los agasaja, se veneran a cupletistas y se cobran cánones por delitos potenciales de los mileuristas melómanos.



Pues anda y que vengan a clausurarme el blog, jueces de un país en que la gente se toma todo a la brava y se ulceran el estómago tragándose bilis.

Rancios, espongiformes y antidemócratas.

Viva la libertad.

miércoles, julio 11, 2007

Di "no"; es fácil

Pequeños gestos dan lugar a grandes cambios. Quizá no sean estos los suficientes para desviar el curso en esta autopista al infierno en el que parece que estamos embarcados, pero oye, si no se intenta no se consigue.

Un gesto tan simple como rechazar una bolsa de plástico... ¿Que es cómoda? Dudo que sea cómodo acumular 233 bolsas al año en casa. En mi caso, con mochila o zurra al hombro, ¿qué necesidad hay? También existen bolsas de tela reutilizable que incluso se usan y anuncian en diversas campañas de márketing. ¿Que te miran mal? Hasta que te acostumbras. Y no vaciles por salir con los libros en la mano; tienes el ticket de la compra que demuestra que no eres un mangante. ¿Que no contamina? Permitidme que lo dude más aún; si es que ojos que no ven,

No creo que sea necesario llegar al nivel de nuestros vecinos irlandeses si todos nos ponemos. Pero la medida del gobierno de la Isla Esmeralda es sin lugar a dudas ejemplar.

¿Quién es más tonto?

En esta bendita tierra a puente entre dos mares y dos continentes, polémicas como esta no se suelen dar, quizá porque los músicos ya tienen bastante con lidiar con una industria anquilosada que se lame las heridas de su propia estulticia (los que, a través de la SGAE, nos condenan a priori por el simple hecho de comprar una tarjeta de memoria) y para los que sólo los triunfitos y otras hierbas dispares merecen promoción; y, aunque nos joda, seguimos dando pábulo al tópico de ser un país de tonadilleras y toreros, y a estos, la música rock les trae al pairo.

En el Reino Unido esto ya es harina de otro costal, y el género de la crítica musical, a pesar de estar siempre cuestionado, es mucho mayor, tiene más experiencia... y acostumbra a morder con dientes de acero.

Aun así, entre el análisis riguroso y la boutade digna del Houellebecq más desaforado la línea puede llegar a ser muy tenue. Y si el comentarista tiene ganas de hacerse notar, la línea acostumbra a quedar muy atrás (o muy adentro, quién sabe).

Claro que, tanto en las Islas como en los States, también pululan los músicos bocazas, de esos que aprovechan las ruedas de prensa para poner el ventilador a toda potencia frente a una pila de estiércol y, de paso, hacerse publicidad gratis (y siento si os ha venido a la cabeza a los Gallagher; es que, a veces, pienso muy fuerte...).

Así que en The Guardian han publicado un artículo sobre los discos más importantes de la historia del rock... sobrevalorados, según la visión de unos cuantos iluminados del panorama rock.

Podría hacer mi análisis, pero me temo que sería sesgado... Así que voy a ir de listillo: mis apuestas son:

Medalla de bronce: Billy Childish, por confundir rock con ruido y ritmo acelerado. El Sgt. Pepper's ha demostrado su influencia en miles de artistas a lo largo de las décadas, desde los Rolling Stones y su Their Satanic Majesties Request hasta los mismísimos Franz Ferdinand.

Medalla de plata: Tjinder Singh, por su superficialidad a la hora de escuchar las letras del Dark Side of the Moon.

Medalla de oro: Green Gartside. Si Funeral es plano, yo soy un rodaballo. Cantar a la muerte desde la esperanza, la alegría, el alivio, la rabia, el dolor, la negación; usar las cuerdas en una obra de rock contemporáneo no tan sólo sin que chirríe, sino integrándolos como un instrumento más en esto del rock; cambios de tempo y de compás a tenor del sentimiento, y no como acumulación de recursos; arisco pero compacto; si todo esto es plano y previsible, que me diga a qué academia de música fue que no mandaré a mis niños.

Por otra parte, no puedo más que darle la razón a Wayne Coyne (la capacidad musical de Nirvana siempre fue, digamos, limitadita); los Beach Boys siempre me parecieron monótonos, y el sonido de The Strokes creo que caducará pasado mañana, con lo que no debería estar en la lista de discos más influyentes.

Así que, ya veis, nunca llueve a gusto de todos. ¿Qué opináis?

martes, julio 03, 2007

Los que no cunden con el ejemplo

La gestión ambiental exige un grado de compromiso que comienza en las jerarquías máximas de las organizaciones empresariales y se transmite con hechos hacia los niveles menores: solamente habrá gestión ambiental creíble y seria si dicho compromiso existe


Eduardo Mondino, Defensor del Pueblo de Argentina, en el texto de la denuncia interpuesta ante el Tribunal Supremo contra 17 compañías petroleras, entre ellas la española Repsol, por daños ecológicos continuados (y evitables) en cinco provincias argentinas (que suman 900.000 kilómetros cuadrados).

El texto íntegro de la noticia, aquí.