En algún caso puede pecar de ingenuidad, y sin embargo... y sin embargo, quizá esa misma ingenuidad es la fuerza que falta para cambiar el mundo. Recuperar esa ilusión que muchos dejamos en el camino y que, al recordarla, sentimos una punzada aquí adentro e, instintivamente, sabemos que ahí había una fuerza positiva, correcta. En palabras de Paul Hewson (a.k.a. Bono):
Cuando eres más joven quieres librarte de la ingenuidad, pero ahora que me he
ido haciendo mayor [Bono tiene 45 años] me he dado cuenta de lo poderosos que
éramos con nuestra ingenuidad. Teníamos algo. Cuanto más mundo conoces, más te
das cuenta de que tenías razón antes. Cuando eres joven crees que puedes cambiar
el mundo y conforme creces, consideras que es imposible. Pero en verdad tenías
razón cuando eras joven.
Esa ingenuidad puede llegar a ser peligrosa. Porque, respecto a la pobreza extrema, conduce a pensar que condonar la deuda es suficiente. No; eso es caridad. ¿Os acordáis de lo que decía Confucio sobre dar un pescado o enseñar a pescar? Ante la pregunta de que la pobreza continúa, Bono lo tiene bastante claro:
Desafortunadamente, la pobreza no es un asunto simple y tiene raíces
estructurales. Ahora ya no basta con la caridad, ahora tenemos que hablar de
justicia y de hacer un mundo muy diferente.
¿Se hace lo suficiente? Ni de lejos. ¿Tiene Bono el poder de cambiar el mundo? No, ni Bono, ni el Papa, ni Bush y su gabinete solos. Pero convencer a los gobernantes y a los poderosos, o al menos sentarlos y que discutan sobre ello, es un primer paso (de un trayecto que viene a ser como el Camino de Santiago dando la vuelta por Ciudad del Cabo). Y han de darse cuenta de que la caridad no es más que una relación de dependencia, y esa dependencia implica una humillación para el pobre. África no es pobre, no en recursos, no en potencial. África es una tierra expoliada. Se tiene que asentar una relación en otro orden:
El comercio... tal vez vendrá de África. Una cosa que aprendí en África [Bono y
su mujer Ali pasaron un mes de incógnito trabajando en un orfanato en Etiopía
después del Live Aid del 1985] es que ellos siempre quieren hablar de comercio y
no de ayuda. Y puedo entender por qué, porque ellos no quieren ser siempre
tratados con condescendencia. Siempre estamos pensando en los pobres africanos.
Y ellos quieren hablar de comercio, de teléfonos, son gente muy emprendedora.
Para alguien que reconoce hervir de rabia por dentro (por eso es un rockero), aprender a ser pragmático ha sido vital para conseguir reunirse con los líderes del G-8. En el editorial del dominical, Josep Carles Rius, sobre Bono y su trabajo, opina:
Las palabras de Bono cobran fuerza ante la impotencia de las viejas recetas
políticas para resolver desafíos de una magnitud y una complejidad inéditas en
los últimos decenios. Y su prestigio se consolida en un mundo carente de
liderazgos incuestionables al frente de las mayores potencias. Bono representa
una música y una voz respetada en todo el mundo, uno de los escasos referentes
morales a escala global en tiempos de desconcierto. Es como la tercera vía entre
una izquierda que ha perdido su capacidad de transformación de la historia y una
derecha desbordada por el vértigo de los cambios. Es, al menos, la esperanza de
que aún es posible cambiar el mundo.
Esa izquierda desnortada que, a los votantes de izquierda, nos avergüenza; esa derecha anclada, inmóvil. Políticos: tomad nota.
1 comentario:
No sabía lo de Bono en un orfanato. Vaya con el Bono.
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