Pues nada más lejos de mis expectativas.
El ensayo no tiene por qué estar reñido con el humor; todos hemos tenido maestros en la escuela que nos han amenizado las asignaturas que nos parecían más aburridas. Manipular, recortar o irse por los cerros de Úbeda no son técnicas válidas para el objetivo de establecer una tesis sobre el tema de estudio. No ofrecer datos, sino opiniones, es un pecado capital en un ensayo, que siempre ha de destacar en rigor y claridad de exposición.

Volviendo a lo literario, el primer capítulo, donde Moore hace un repaso de aquellas 48 horas en que los colaboradores de Bush Jr. llevaron a cabo el pucherazo más bochornoso de la era moderna, destaca por el dinamismo y la presentación de ciertos hechos reveladores (y que provocan una situación de impotencia en el lector). A partir de la carta abierta a Bush, el libro empieza a caer, de forma cada vez más pronunciada, en los defectos antes señalados.
Por otro lado, dejando aparte los capítulos que, al lector que no viva en los States le pueden sonar a chino, la obra se deja leer con facilidad, aunque en algún punto se quede embarrado. Moore destaca por su agilidad, aunque su peculiar sentido del humor, no muy sutil precisamente, consiga que su voz rechine demasiado.
Aun así, Estúpidos hombres blancos es una forma entretenida de acercarse al pensamiento del activismo progresista estadounidense, siempre que se tenga en cuenta que estamos ante un panfleto que se pretende sardónico pero que escora demasiado la balanza hacia una visión que puede llegar a ser caricaturesca. Otras obras hay, mucho más rigurosas, que merecen la atención.
Michael Moore
Estúpidos hombres blancos
Ediciones B, col. Byblos Ensayo, núm. 2535/1
ISBN: 84-666-1768-X
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