domingo, noviembre 25, 2007

El verano del Summercase (y 6.ª parte)

Supongo que fue en aquellos momentos de relax, tumbados en la ladera frente a la Terminal E, hablando de libros (¡cómo no!) y de lo divino y lo humano, que liquidé uno de los bocatas que me había traído al recinto. Porque, no os lo perdáis, el peor momento del festival lo vivimos la noche anterior: esa media hora larga para un par de bocadillos de miga compacta que no pasaba ni vaciando todo un barril de cerveza. Para unos precios de infarto, la comida era digna de un establo (y yo no alimentaría a los animales con eso: me parecería crueldad animal), y la bebida... Hice caso de un buen consejo, y ese día me guardé un par de tapones de agua en el bolsillo. Así, al hacerme descartar el tapón de la botella de agua (gilipollez supina donde las haya, porque en el recinto te servían la botella con el tapón), la restituí en cuanto me alejé unos pasos del control de acceso. Iba a pagar yo 3 euros por botella, sí. Ja.

A lo que íbamos: tras descansar con Air, nos dirigimos de nuevo a la Terminal S. Las sensaciones sobre el concierto de los franceses me dejaron más tarde un regusto amargo: no apostábamos por el regreso de los OMD pero, por lo que nos comentaron amigos que sí que estuvieron, fue un show vigoroso y de calidad. Electrónica por electrónica, nos decantamos por la actual en vez de la naftalinosa de los ochenta. Lástima. Otra vez será.

Eso sí, de camino hacia la carpa del infierno, ninguno de los cuatro hizo amago de ir a ver a los Kaiser Chiefs. Y no es que no me gusten: me parecen simpáticos, pero que su discurso musical es simplemente para pasar el rato. Me gustaron cuando telonearon a los U2, pero no pagaría por verlos. Por otra parte, su tirón mediático contribuiría a arrastrar a aquellos que no conocen a los americanos !!! (léase chk chk chk). Ya comenté por aquí mis impresiones sobre el que, quizá, sea el álbum más redondo del año. Y si en directo eran capaces de traducir la sexualidad y la energía del Myth Takes con un mínimo de contundencia, el concierto prometía.

Superaron con creces mis expectativas. Y creo que las de todos los que disfrutamos de esa hora larga de baile, sudor y provocaciones, que hace poco reviví (pero con un sonido infame, no como en el verano). Igual que en el caso de The Gossip, vimos a un tipo con bigote y bermudas que empieza a probar la batería. Un bombo, otro, platillos, redoble, repiqueteo, flojito, fuerte, más fuerte, redoble rápido, un ritmo parecido a la canción "Myth Takes", aparece otro tipo, otro operario de sonido, creíamos, otro, otro, se sitúan en dos sets de percusión, al bajo, salen dos tipos más... y es que aquello ya era el "Myth Takes". Y cuando se miran los siete tipos y el batería asiente, ¡madre mía del Amor Hermoso, vaya tsunami sónico! El arranque fue arrollador, pero es que ni en los temas de tempo más moderado bajaron la intensidad. Y en cabeza un larguirucho de constitución relajada (barriga cervecera, vamos), con shorts dignos de Magnum, gesticulando cual Jarvis pero sin su elegancia, bailando como Betty Boo, y provocando (almost, almost... almost like in Madrid; ¡qué capusho!. O el you Barcelonian people, is this what you do on Saturday night? Take some drinks, chat a while... I've been in Barcelona twice and it was fucking awesome. What happens tonight? Oh, your pussy queenies..., o algo similar). ¿Resultado de las continuas provocaciones? Pues que el orgullo del público que se cree el mejor del mundo, pues todas las bandas menos esta te lo han asegurado desde el escenario, te pones a saltar más alto, a batir palmas más fuerte y a gritar (porque si algo tienen las canciones de este combo es su práctica ausencia de estribillos cantables, en las antípodas de Arcade Fire, por poner un ejemplo), y acabas agotado, con agujetas en las piernas, las palmas al rojo y afónico. Pero has disfrutado tanto, que no puedes más que recordar con una sonrisa a ese pillo que, replicando a la cantante (otro vozarrón impresionante) cuando lo presentaba como the wonderful Nic Offer, anunciaba I'm a fucking bastard, I'm a bad guy, que bajaba al público y le exigía más, y más y más.

Pero me estoy centrando demasiado en el espectáculo. ¿Qué tal la música? Siento repetirme, pero el mejor adjetivo es arrolladora. Una especie de orgasmo musical de más de una hora de duración. El truco, a mi entender, está en la base rítmica: una o dos baterías, y uno o dos sets de percusión; en ocasiones, cuatro de los componentes tamborileaban al unísono. Y un bajo potente de tipo melódico, sobre el que las guitarras pueden desarrollar la melodía en varios niveles. Todo muy orgánico: en ocasiones es como si todo el engranaje batiese en tu piel, como un masaje de aquellos, ya me entendéis.



Sinceramente, estoy rendido ante su último trabajo y su directo. Teniendo en cuenta que los dos anteriores álbumes no es que me convenciesen en exceso, si siguen esa progresión, forjando un repertorio tan sólido como su último trabajo. es posible que en breve rompan el estatus de banda de culto. O no. Porque temo que demasiado bien se lo pasan tocando en clubes.

!!!, 15/07/2007, 02:30h, Terminal S: 9,8

Las tres y media de la madrugada. Y para mí que ni siquiera eran las doce. Debería estar agotado, y lo que me pide el cuerpo es más marcha. Queda lo que se supone era el final de fiesta, la traca final: The Chemical Brothers. Nos encaminamos de nuevo a la Terminal E y decidimos intentar unirnos al gentío que bulle en la pista. Pero como unas 50.000 almas están allí agolpadas, sólo podemos bajar jugándonos el tipo por la ladera arenosa. A mí, como las pendientes de más del 45% me dan un no sé qué que qué sé yo que yo que sé, bajo a cuatro patas como un alacrán. Y Juanma y Jordi, los muy bellacos, se adentran en la maraña y los perdimos. Así que Kaoss y un servidor nos quedamos a cierta distancia del escenario, tocando casi las vallas del backstage, viendo por las pantallas gigantes el espectáculo, y bailando... bueno, al principio mucho; a los diez minutos, cuando los ritmos iban variando pero la melodía no quedaba demasiado clara, nos enfriamos... Y más tarde, cuando nos convencimos de que aquello tan sólo se podía disfrutar estando colocado, como hacían los que estaban a nuestro alrededor... Aguantamos por aquello del renombre, pero valiente y soberano COÑAZO de directo. Eso sí, la tapa del contenedor de basura que teníamos cerca quedó blanca de la coca residual de tantas rayas que vimos; lo flipamos cuando chicos y chicas usaban ese mismo contenedor como parapeto para hacer sus aguas menores (si había algún voyeur a la derecha del escenario, fijo que fue la mejor noche de su vida); y comprendí que ese liquidillo incoloro en el que mojaban los chupachups no era precisamente azúcar. Tuvimos a un tío que, durante diez minutos, orbitó a nuestro alrededor (literalmente). Y la gente reía, y parecía disfrutar. Mi opinión sincera: si para alcanzar el éxtasis con un concierto hay que colocarse, señal de que hay que mejorar ese directo. (Eso no quita que la gente disfrutase el colocarse; por lo menos se lo pasaron bien, que a eso venían.) O es que no estoy en la onda de la electrónica hardcore. Pero ni a Juanma ni a Jordi les gustó esa concatenación de sonidos taladrantes e imágenes surrealistas. Algo falló, sin duda.

The Chemical Brothers, 15/07/2007, 03:30h, Terminal E: 5 (y porque tocaron el "Hey Boy, Hey Girl", que si no, suspendían y a septiembre)

Las cinco. El cuerpo ya empieza a mandar señales de cansancio. Kaoss, agotado, se fue del recinto con la esperanza de poder pillar el tranvía. Iluso. Yo me quedé tirado en la hierba, en el área de descanso más cercana a la Terminal E, para reponer fuerzas (aún tenía un emparedado) y esperar a Juanma y Jordi. Allí sentado, viendo pasar a la gente, bajo una ligera brisa del mar (por fortuna, esta vez sin acarrear consigo los efluvios de la depuradora), bajo las estrellas de un cielo negro pálido, quedaba una sensación como de haberme vaciado y tener los sentidos relajados y atentos a los estímulos, extrañamente consciente de la felicidad (hedonista) que colmaba al público, de la llegada del amanecer, de la plenitud del verano.

Las cinco, y qué pocas ganas de dar por concluido el festival.
En la Terminal N aún había ganas de seguir la fiesta. Y allí que fuimos.
Así que, después de poner a parir a los Brothers y de charlar un ratillo, dirigimos renuentes nuestros pasos hacia la salida, pero... de camino estaba la Terminal N, y una pareja de DJs pinchando buena música, desde Bloc Party a The Rolling Stones. Qué carajo, la noche aún estaba viva y queríamos quitarnos la mala experiencia del fin de fiesta fallido. La carpa estaba a tope, pero es igual: nos pusimos a bailar mirando al parque industrial del Besòs: como describe Juanma mucho mejor que cualquier cosa que pueda decir, un escenario digno de Blade Runner para despedir un festival que recordaré toda mi vida con mucho cariño.

Ciberpunk en Barcelona.

Y después, con el día ya despuntando, el largo camino hacia el coche (sí, aun habiendo acabado el festival, el puente que comunica Fòrum con el Parc Besòs seguía cerrado, medida de seguridad estúpida donde las haya) y a casa, donde me ensobré a eso de las siete.

El largo camino a casa, flanqueado por torres tan altas como la especulación inmobiliaria.

A ver qué tal el cartel del año que viene :)


(Os preguntaréis... ¿y el vídeo de The Chemical Brothers? Pues como me decepcionaron tanto, os pongo dos vídeos: uno de Guillemots, que tanto me gustaron -no estaba disponible cuando redacté la entrada correspondiente-, y otro de OMD, cuyo concierto lamento haberme perdido.)



2 comentarios:

Anónimo dijo...

!!! estuvieron de putísima madre, pero tampoco me habría importado que no coincidiesen con los Chiefs. Lo malo de los festivales es que nunca puedes ver todo lo que te interesa, supongo...

Lo peor del festival no fue el concierto rayante de los Chermical, sino la vuelta a casa, imposible encontrar un taxi, los tranvías parecían el metro de Tokio en hora punta y pasaban cada 20 minutos y la L4 cortada, los autobuses que supuestamente cubrían el servicio, no los vi por ningún lado. Total que eché a andar y encontré el primer taxi a la altura del metro de bogatell, media hora andando.

Usa el trasporte público, dicen...

Álex Vidal dijo...

Y un detalle que se me olvidó del concierto de los !!! (eso me pasa por alargar las crónicas durante cuatro meses): el final del concierto, tocando el "Pardon my Freedom" y todo el público coreando como no había visto ni en U2 la siguiente "estrofa":

fuck, fuck, fuck, fuck, fuck, fuck, fuck, fuck, fuck, fuck...

Brrrutalll. Desde luego, Nic Offer no se le puede considerar como un músico "políticamente correcto".