jueves, junio 17, 2010

Primavera en el Primavera (3)

Y allá que fui. Jueves, 27 de mayo. Del trabajo a casa para pillar el coche y no tener que emprender la odisea de la vuelta a altas horas de la mañana.

Todo fue llegar, llamar a un amigo que hoy estará de vuelta en Barcelona disfrutando del Sónar, y escuchar los últimos acordes de Surfer Blood para ir a ver si Mark E. Smith salía más o menos sobrio al escenario San Miguel. Y, bueno, más o menos lo estaba, sí. Yo me encuentro a los integrantes de The Fall por la calle y se me abren los esfínteres de miedo, pero Smith... madre mía, no lo querría ni en mi ciudad :)

Cuando la cuarta canción ya se nos confundía demasiado con la primera, nos fuimos al escenario Pitchfork a coger sitio para Titus Andronicus. Primer pogo de la tarde, primer crowdsurfing que vi en el festival, y ¡menos mal de los tapones! Toda una explosión de exhuberancia testosterónica postfolkonoide. Sí, en disco se hacen un pelín repetitivos, pero estar entre el público es sinónimo de sudar como un cerdo y disfrutar como un ídem.

Con tan buen sabor de boca intentamos encontrar un sitio más o menos decente para el hype de la temporada: The xx. Y bueno, en fin... Bien. Correctos. Buenos músicos. Un directo que parecía calcado al disco. Empezaba a chispear, y el ambiente se mascaba como tenso. El meteorológico y el del público. Así que, aburridos, por lo menos pudimos reponer fuerzas en la zona de comidas sin excesivos agobios.

Juraría que después fui a ver a Superchunk, pero si a estas alturas no lo recuerdo, señal de que no tuvieron que impresionarme mucho :-/

A las 23.15 salieron los ocho, nueve, diez, en ocasiones hasta once músicos sobre el escenario de Broken Social Scene. Vuelvo a recuperar el adjetivo que he utilizado para Titus Andronicus porque es el más ajustado para este combo: exhuberantes. Una exhuberancia sónica, de texturas múltiples: cuatro o cinco guitarras, cada una tocando una melodía distinta (por no decir que iban a su puta bola) para entroncarse en canciones generosas para el melómano. Y voces también. Batería y percusión. Owen Palett en el centro del escenario en un par de canciones. A medio camino entre la fiesta country y el virtuosismo de liceo. Maravillosos.

Al acabar, ya medio reventado, me agencié otra cerveza y fui a buscar un sitio lo bastante alejado de la tropa de fumadores que formaba el grueso del público en el escenario San Miguel (bueno, y en todos los escenarios) (en serio, en la próxima vida no tan sólo me haré fumador, sino que lo seré de habanos, para contrarrestar lo que me molesta el humo en esta vida) y recuperarme antes del concierto de Pavement. Y estos salieron con ganas. El público venía predispuesto y, ¡hey!, le dieron lo que querían. Abrieron con un Cut your hair que ya hacían presagiar que su actuación se iba a basar en el músculo y el estado de gracia en el que parecían llegar Stephen Malkmus y los suyos. Hasta volvieron a aparecer por ahí los de Broken Social Scene, devolviendo el favor durante su actuación, Owen Palett y más artistas. Aquello tenía pinta de ser un autohomenaje y que quienes mejor se lo estaban pasando estaban pisando las tablas. Tanto es así que, en el último tercio, parecieron perder algo de fuelle, dispersándose en unas cuantas piezas que quedaron pastosas. Aun así, se hicieron con el galardón del "concierto de la jornada".

Hasta que, según los de Wichita Recordings, salieron Fuck Buttons y reventaron todos los bafles. Dicen que su concierto se tuvo que escuchar hasta en Italia, pero no en mi casa: a la mañana siguiente había que trabajar y un eterno aprendiz necesita la mente fresca. Aunque tampoco :) Seguimos en la siguiente entrada.

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