domingo, noviembre 27, 2005

Harry Potter y el cáliz de la decepción

Vaya por delante que aún no he leído ninguno de los libros de la saga de J.K. Rowling; y nótese el uso del adverbio aún en la frase anterior, pues algunos amigos, nada sospechosos de consumir lecturas sin calidad, me hablan maravillas de las aventuras en papel del aprendiz de mago. Quizá cuando mi pila me dé un respiro, decida ojearla. Quizá no por los primeros libros, más orientados al público infantil, y que quizá, solo quizá, pequen de falta de experiencia. Pero me dejo llevar por un prejuicio infantil. (El chiste es mío.)

Dejadme también aclarar un segundo punto: jamás juzgo, cuando veo una adaptación, su fidelidad al libro que adapta. Todos habremos oído hablar de las críticas que le llovieron a Peter Jackson por dejar fuera de su El Señor de los Anillos algunos pasajes de la obra más famosa de Tolkien... para alivio de los espectadores. Esa crítica es más bien cosa de los nacionalistas de La Comarca... Retomando el hilo: una adaptación no deja de ser la visión de un artista, cineasta, sobre una obra de otro artista, escritor (normalmente). Así que ha de plasmar su visión, dejar su huella; una adaptación fiel párrafo por párrafo, además de hacer inviable un proyecto cinematográfico, no quedaría muy lejos de lo que se entiende por copia. Vale, lo que digo es de perogrullo, ¿verdad? Pues hay gente que no lo siente así.

¿Cuál es mi experiencia, pues, con el mundo de la Academia Hogwarts? Pues solo la primera película de la serie, Harry Potter y la Piedra Filosofal. Apenas entretenidilla, pero con una dirección muy floja. Que no está mal para ver una sobremesa en vez de esas películas tan de Antena3 sobre crímenes pasionales basados en hechos reales que abofetean el sentido de la incredulidad más laxo. Pero me aburrí. Mucho. Siempre lo cuento: en mitad del partido de quidditch, que se supone que tenía que ser uno de los momentos álgidos, simplemente bostecé y miré el reloj. La segunda película de la serie, obra del mismo director, Chris Columbus (el artífice de películas no aptas para diabéticos como La señorita Doubtfire o Nueve meses, y guionista de algún acierto casual como Gremlins), según el tráiler, parecía incidir en los mismos aspectos de aventura para niños, así que pasé de ir al cine. La tercera entrega, Harry Potter y el prisionero de Azkabán ya atrajo más mi atención, pues parecía virar hacia los aspectos más oscuros de la magia. Pero, por otras cuestiones que no vienen al caso, no pude ir a verla.

Volvamos a la película que fui a ver anoche: Harry Potter y el Cáliz de Fuego. Si la primera parte me aburrió, la segunda ni me interesó, y la tercera no pude verla, ¿qué me motivaba a ver esta cuarta entrega? Muy fácil: el grupo Weird Sisters, que toca en la escena del baile en Hogwart's, y que interpreta los temas, compuestos para la película: "Do the Hippogriff", "This is the Night" y "Magic Works", compuestos por Jarvis Cocker. La banda está compuesta por el mismo Jarvis Cocker, su compañero en el bajo en Pulp, Steve Mackey, sus acompañantes en el proyecto Relaxed Muscle, Jason Buckle en la guitarra rítmica y Steve Claydon en los teclados, y los componentes de Radiohead Jonny Greenwood, guitarra solista, y Phil Selway, batería. Estas tres canciones las podéis escuchar online aquí. Sí, cada uno tiene sus manías, y no me iba a perder al cantante de Pulp en su faceta de actor (algún día iniciaré una serie de entradas sobre el grupo de Sheffield y la relación de Cocker con el cine).

Así que mis expectativas no eran muy elevadas, y después del giro al negro del prisionero de Azkabán, iba dispuesto a dejarme sorprender. Vaya si me sorprendí. Al minuto 15 de metraje ya estaba deseando irme a casa. Por lo menos, en la Piedra Filosofal aguanté una hora sin aburrirme. El único momento que disfruté fue el del baile, y porque me desentendí completamente del diálogo y me concentré en la música.

¿Qué ocurrió? Que ya desde el principio no existe tensión narrativa: se van desarrollando escena tras escena sin que el nexo de unión, también conocido como trama, tenga consistencia. La sensación como espectador fue la de asistir a una serie de sketches aparentemente inconexos, pues los personajes se adecúan al argumento sin que parezca que existan motivaciones o conflictos coherentes que los conduzcan a traves de las crisis que han de superar. En particular, el cabreo de Ron con Harry por la inclusión de su nombre en el Cáliz de Fuego que lo lleva a participar en el torneo (tranquilos, no es ningún spoiler gordo: de hecho, ninguna de las sorpresas hacen honor a su nombre) merecería el calificativo de chiquillada. Y eso es lo que parece la película de principio a fin: una secuencia de imágenes maravillosas para alarde del departamento de efectos especiales y regocijo de los niños, pero poca, muy poca chicha, para quien quiera disfrutar de una película con su presentación, nudo y desenlace. Sin tensión. Sin intriga. Sin trama. Decepcionante. Más, viniendo de un director en teoría competente como Mike Newell.

Al salir de la sala, mis amigas me comentaron que se habían dejado buena parte del argumento del libro fuera del metraje. Eso podría explicar la falta de consistencia en la narración; pero, como comentaba más arriba, el guionista y el director han de ser capaces de realizarnos una adaptación: se verán forzados a dejar cosas fueras, pero han de saber tomar las decisiones artísticas necesarias para trasladar aquello que les interese, aunque sea cambiando la historia, pero sin que por ello la narración adolezca de fisuras, pues al fin y al cabo la intención es contar una historia. No es un programa de Cruz y Raya. Mike Nicholls y su equipo, pues, han demostrado con este título cierta incompetencia narrativa.

La duda que me quedó ayer: ¿merece la pena que vea en DVD El prisionero de Azkabán?

Tras la segunda escucha, os recomiendo especialmente "Magic Works". Preciosa.

6 comentarios:

Nacho dijo...

Aunque fui al cine por otro motivo completamente diferente (me gustaron en diverso grado las tres películas anteriores) la valoración es esencialmente la misma. A pesar del diseño de producción y que técnicamente sea la mejor de la serie, supone una decepción morrocotuda.

El problema está, como dices, en el guión. Los libros de Harry Potter son cada vez más gordos (aunque con la última entrega se ha roto la progresión), y eso hace más difícil realizar la adaptación. Más si se tiene en cuenta que al tradicional curso en Hogwarts, las clases y vivencias de los aprendices de magos, se van añadiendo otras historias paralelas que acaban siendo el desarrollo de Harry Potter.

En la tercera película ambos planos estaban bien conjuntados (échale un vistazo un fin de semana de estos que puedas acercarte al videoclub; el homenaje a Heinlein merece la pena), pero aquí no funcionan; ni lo uno ni lo otro. De hecho como espectador siento que las dos secciones están disociadas del todo. Además, la interacción y los conflictos entre los personajes, que podían haberla levantado un poco, quedan arrinconados (en comparación con las anteriores entregas aquí son veniales; y algunos personajes importantes son sólo un rostro con dos frases), y no se consigue introducir un ápice de sentido en las "grandes" gestas.

En esta película los productores, guionistas y el director tenían que elegir entre lo correcto (elegir qué preferían contar y centrarse en ello) y lo fácil (meterlo todo en un batiburrillo sin singúnseny) y han elegido esto último. Así les ha quedado.

P.D: Creo que en Hogwarts deberían replantearse el criterio de selección de su profesorado, o mejorar su control sobre ellos. Hay que ver los especímenes que se les cuelan.

Alfredo Álamo dijo...

No sé, a mi me gustó. Claro que no le pido demasiado a las pelis de HP. Ese Voldemort final... que miedo va a dar Fiennes en las siguientes.
Coincido en que el problema es querer adaptar un libro de setecientas páginas y muchísima acción en una sóla película.

Alfredo Álamo dijo...

Bueno y por el trailer de "El laberinto del Fauno" ya valía la pena la mitad de la entrada.

Álex Vidal dijo...

Si el problema no es adaptar una novela de esa extensión, sino cómo hacerlo, y está claro que el equipo de Newell no supo hacerlo: ritmo descompensado, trama deshilvanada y con poca chicha, motivaciones de los personajes poco creíbles... Mucha tijera y poca cola, en definitiva.

Y, para colmo, ni los tráilers merecieron la pena. Era la sesión de las 23:30, de acuerdo, pero en una película apta para todos los públicos, ¿a quién se le ocurre anunciar una película (no recuerdo cuál) de terror con sangre e higadillos? :/

Anónimo dijo...

Vaya por delante que no me gusta la visión que tiene de la fantasía J.K.Rowling, y que por lo tanto considero que los libros no son más que un entretenimiento (bastante entretenido eso sí), pero aún así disfruté de las 3 primeras películas.

Si bien en las dos primeras, con la dirección de Chris Colombus queda un resultado un tanto carente de personalidad, el desarrollo argumental sí me pareció divertido a pesar de la longitud. La tercera creo que es la más interesante como película, Cuaron le da un toque de distinción, hace que sea más mágica, sin tanto preciosismo como en las anteriores. Lo malo es que el argumento de "El prisionero..." es quizá el menos interesante de todos los libros.

Seguramente iré mañana o pasado a ver esta última. Tenía bastantes esperanzas en ver un producto bien hecho, ya que el libro es el que más jugo tiene para sacarle, pero estoy viendo que a casi todo el mundo le está decepcionando.

Una pena, parece que el cine fantástico-hollywoodense se está cargando las rentas que produjo con ESDLA (ver sino esa castaña llamada Narnia).

Anónimo dijo...

de acuerdo=)
me agradan tus gustos
=)