domingo, septiembre 06, 2009

Profesionalidad

No sólo por el hecho de reinterpretar dos canciones después de haber cerrado un concierto que se recordará, quizá injustamente, por las fallas del sonido nada más empezar a tocar, y los silbidos durante el set acústico (señal de que los problemas técnicos no quedaron subsanados tras "Yellow"). Ni por las disculpas, que sonaron sinceras, por parte de Chris Martin, en un perfecto castellano, aderezado con gotas de catalán, que la talaverana adoptiva Gwyneth Paltrow debe haberle inculcado. No tan sólo por eso, pero también.

Tampoco ha sido el concierto más emocionante de la temporada. Será un topicazo como una catedral, seguro, pero tanto U2 como Simple Minds le echan mucha más carne al asador. Será la sangre celta en contraposición al urbanismo londinense. O será que Coldplay son justos, correctos, trabajadores, más cerebrales de viscerales. Pero, ante todo, se demuestran como unos auténticos profesionales.

(Por cierto, que hay que ajo y agua que las dos crónicas más completas e imparciales que he encontrado sea de estos dos diarios tan... De estos dos diarios. Chiste incluido en el de El Mundo. Vaya telita. Me ha hecho mucha gracia.)

Quizá debieron haber parado y haber buscado al técnico que, como dicen en esta crónica, pateaba el enchufe de la mesa de sonido (y, de paso, lanzarlo desde el foso al respetable, a ver cómo se entretenían con él), pero tiraron adelante sabedores que el repertorio, plagado de éxitos, era, más que un salvavidas, un seguro a todo riesgo que les permetería despreocuparse. El escenario, para los estándares del rock de estadio, era sobrio: dos pantallas laterales, otra en el fondo como apoyo visual para algunas canciones, unos globos colgados de la marquesina del escenario y de las gradas, decorados con los motivos de la gira. Y multitud de detalles: una invasión de globos gigantes amarillos durante "Yellow"; dos escenarios alternativos, uno en el extremo de una pasarela, otra enmedio de la pista del Estadi Olímpic Lluís Companys, para el que se desplazaron por un pasillo armado en un lateral que, cerca del escenario, se adentraba por la valla que dividía en dos el público del césped; mariposas de papel de todos los colores durante "Lovers in Japan", la tontería de incitar al público a hacer la ola con los móviles encendidos (tontería... ¡pero qué risas!); fuegos artificiales.

A pesar de los samplers (mucho más descarados que el juego de pedales de The Edge para llenar la compleja textura sonora de las etapas del Achtung Baby o No Line on the Horizon), Coldplay demostraron tener músculo y presencia escénica. Quizá el sonido no se separe demasiado del estudio, pero convence. Y la voz de Chris Martin, sin ser recia, desgarrada o tremendamente pasional, es versátil, quizá una de las más versátiles del panorama pop rock del momento. Se les podrá acusar de algunos desmanes mesiánicos, o de falta de consistencia, pero no cabe duda: como profesionales del entretenimiento cumplen completamente con el objetivo de hacer disfrutar a la audiencia. Que me preguntasen cuándo iban a interpretar los bises cuando ya habían ejecutado ambas tandas dice mucho del buen rato que nos hicieron pasar.

No seré fan, pero lo disfruté. Y eso ya es mucho.

Y si cae un DVD en directo, compradlo, a ver si nos veis en las gradas :D
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