jueves, agosto 30, 2007

Foteu lo camp!

Estuvimos durante la segunda semana de agosto en la hermosa Vall d'Àneu disfrutando, como muchos otros pixapins durante las vacaciones estivales, de aquello que se ha venido a denominar deportes de aventura. (En invierno llega la temporada alta de verdad, colgando el letrero de "completo" por la afluencia de esquiadores.)

Al llegar a Llavorsí, donde habíamos alquilado un par de apartamentos para los ocho urbanitas que subíamos desde el Vallès, aparcamos justo delante de este letrero.



(Foteu lo camp: expresión soez y divertida, derivado del verbo fotre, una especie de comodín cuya primera acepción es "follar", y escrita en catalán occidental, donde en vez del artículo masculino del estándar el se usa lo. La traducción más aproximada sería algo así como iros a tomalpolculo, más finamente largo.)

Así que, de valles pirenaicos que conservan sus tradiciones, nada de nada: la especulación inmobiliaria se esparce por todos los resquicios del territorio. Aquí arriba, más o menos camuflados con fachadas de piedra pero, ya os lo digo, el interior no tiene nada que ver con esas paredes recias, sino con los mismos tabiques de hoja de papel a los que estamos acostumbrados en las ciudades.

En Sort, capital de la comarca (Pallars Sobirà), nos encontramos también con este cartel:



Además de las constantes e insidiosas amenazas a la morfología urbana y paisajística, el aluvión de visitantes debe tener a los habitantes de la Vall contentos contentos.

En fin, espero no haberlos molestado mucho. Y sí, el agua de la Noguera Pallaresa, incluso en pleno verano, está helada :)



¿A que parece como si llevase haciendo ráfting toda la vida?

viernes, agosto 24, 2007

Ciencia y sociedad

Un día, William Gladstone, entonces ministro de Hacienda, visitó a [Michael] Faraday en su laboratorio. Sin saber nada de ciencia, Gladstone preguntó sarcásticamente a Faraday qué utilidad podían tener para Inglaterra los enormes aparatos eléctricos de su laboratorio. Faraday respondió: "Señor, no sé para qué servirán estas máquinas, pero estoy seguro que un día usted les pondrá impuestos".


Michiu Kaku, Hiperespacio

El verano del Summercase (3.ª parte)

Pues tras los canadienses, fuimos a ver el concierto de una de las bandas inglesas que andan en boca de todos: Bloc Party. Mis expectativas no eran muy elevadas: sus dos discos hasta el momento, Silent Alarm y A Weekend in the City, me parecen bien, correctos: potentes, con garra, con una actitud sincera que no buscan enmascarar defectos con arreglos ni trucos de presdigitación, pero un pelín demasiado monótonos para mí, que no veo gran diferencia entre sus dos trabajos (cuando todo el mundo dice que el Weekend es más flojo que el Alarm. Buenos, pero no precisamente para marcar época.

Salieron al escenario tal como suenan en los discos: sobrios, recios, con un sonido bien rodado y contundente. Como decía: una muy buena actitud. Ellos cuatro en el escenario, cuatro focos y a currárselo. Muy bien, aunque no me hicieron dejar las gradas y bajar a dar botes, ni a cantar, ni... A la séptima canción, cuando empezó el segmento más relajado (dentro de lo que cabe: quiero decir, las canciones a medio tiempo), Juanma y Jordi nos preguntaron si íbamos a ver a LCD Soundsystem. Fue el momento adecuado para retirarse, me parece, aunque nos perdiésemos "Banquet".



Bloc Party, 14/07/2007, 02:05h, Terminal E: 8,5

Así que salimos disparados hacia la Terminal S, o más bien disparados tras aquellos dos que nos preguntaron si queríamos ver a la banda de James Murphy y que, cuando me giré para preguntarle a Nuria y a Kaoss, se largaron sin esperar respuesta. Tras cruzar la explanada ya sembrada de restos de vasos de plástico y demás residuos (tanto en contra para la organización) y de asistentes en pleno proceso de scattering, llegamos a la carpa del infierno y, evidentemente, no los encontramos. Así que, tras la experiencia de la "lluvia de sudor" durante la actuación de PJ Harvey, Nuria y yo decidimos quedarnos en el exterior.

Lo cual fue en detrimento de una actuación tan vigorosa como la de los chicos de Kele Okereke, pero en plan bailable. Y con una banda versátil que reinterpretaba las piezas de sus dos álbumes, el primero homónimo y el reciente Sound of Silver. La reinterpretación funky e hipervitamínica de "Daft Punk Is Playing In My House" fue soberbia. Aquello era una fiesta para esqueletos inquietos, pero la distancia, el continuo revoloteo de gente a nuestro alrededor, más difusos que una ecuación de onda de una partícula, y la de humo de tabaco que tragué por aquellos alrededores (que me hicieron volverme verde) acabó fastidiándome el espectáculo (fastidiándome a mí, porque no son santos de la devoción de Nuria).





LCD Soundsystem, 14/07/2007, 02:45h, Terminal S: 8,9

Así que, agobiados del ambiente en la carpa de la Terminal S (y ciscándome en todo lo que se meneaba, con lo que me gusta la apuesta electrodance de James Murphy a mí, que la electrónica no me dice gran cosa), fuimos tirando xino-xano de vuelta a la Terminal O, donde pocas horas antes Arcade Fire nos habían deslumbrado, con la intención de asegurarnos un buen puesto a medio camino entre el escenario y la zona de césped más cercana al mar, lo suficientemente lejos de la multitud pero con la mejor vista posible, más o menos donde Nuria se había retirado para no agobiarse con la muchedumbre que nos agolpamos para ver a los canadienses. Sospechaba, y me reafirmo en ello, que lo mejor de este combo novayorqués es el espectáculo, y es que Scissors Sisters han devuelto el glam a las ondas de las radiofórmulas por la puerta grande. Música hecha por y para el baile, para disfrutar, hedonismo con total desparpajo, sin complejos. Sin ningún tipo de complejos. Grandes músicos y showpeople que pusieron a todo el mundo a bailar... aun a pesar de sus carencias compositoras: "Laura", "Kiss You Off", "I Don't Feel Like Dancing" y el resto de sencillos de sus dos discos son magníficas composiciones pop, de melodías alegres e insidiosas (en cuanto no te las puedes sacar de la cabeza en días), peeero el resto de sus canciones (sobre todo del reciente Ta-Dah) caen en farragosas repeticiones de lugares comunes.

Kiss You Off
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Aun con sus notables carencias, el espectáculo es arrollador. Jake Shears emana energía y buen karma por los cuatro costados, cada vez más visible a medida que su vestuario (deportivas, bermudas ajustadas por debajo de la rodilla, camiseta ceñida y americana de manga larga blanca, toma conjunto) iba desperdigándose por el escenario (no se quedó en bolas, pero poco le faltó). Ana Matronic iba lanzando mensajes de amor y de amor incendiario en un castellano más que aceptable (y con un encantador deje anglo: suyas fueron las frases de la noche "¿Dónde estánnn esasss lesbiaaanasss, con sus vaginnnasss de algooodóooON?", o cuando se metió con el único componente casado (y hetero) que no quería salir de fiesta por la noche y que le auguraban una noche íntima con su mano), alabando Barcelona, la gente y sus ganas de divertirse.



Porque estar bailando hasta pasadas las cinco de la madrugada, desde luego, tiene mérito.

Scissor Sisters, 14/07/2007, 03:30h, Terminal O: 9,25

Después de un concierto hecho por y para la diversión, cuya misión cumplió sobradamente, Nuria y yo estábamos derrengados. Y, además, a la mañana siguiente teníamos una boda, a la que, por una confusión de una media hora, llegamos tarde. Aunque lo importante, según los novios, fue el convite posterior y poder estar con los amigos. Pero qué mal que nos supo, aunque esta, como decía Michael Ende, ya es otra historia.

Hala, os dejo con el vídeo de una de las canciones más divertidas de los últimos años:

miércoles, agosto 22, 2007

Enganchado irremisiblemente (de nuevo)

Lo bueno de maquetar (o compaginar, como queráis llamarlo) es que, quieras o no, al final acabas viendo (aunque no del todo, eso nunca) los entresijos de la, llamémosle así, "arquitectura literaria".

Lo malo: aunque no estás leyendo, porque no estás leyendo, los acontecimientos narrados se te filtran como por ósmosis.

Como sabéis (y si no, deberíais), a principios de agosto se puso a la venta la edición de bolsillo de Juego de tronos (para más info, aquí).

Martin es una de mis debilidades lectoras. Y lo descubrí con Muerte de la luz, maquetándola para Gigamesh.

Me encantan los libros de bolsillo. Los encuentro más cómodos y manejables; también más baratos y, para los que tenemos la estantería a reventar, muy prácticos.

Así que me hice con un ejemplar, lo abrí para disfrutar del prólogo... Y ya voy por la página 200. Pero con un aliciente: me lo estoy leyendo. De verdad. Y, ¡por los dioses antiguos y nuevos!, qué gustazo sentir el viento frío del Muro en los huesos, el humo de los banquentes en Invernalia y Desembarco del Rey, el vozarrón de pendenciero del rey Robert y, sobre todo, las sensaciones de cada uno de los personajes. Y descubrir unas cuantas premoniciones que me habían pasado desapercibidas. Y disfrutar con detalles que había leído a vuela pluma. Y engancharme a la trama de nuevo.

Y, claro, encontrarme con alguna errata :(

miércoles, agosto 15, 2007

Bailando hasta la extenuación (Summercase spin-off #02)

Me estoy adelantando a acontecimientos aún no narrados en este cuaderno de bitácora, pero las circunstancias me obligan a avisaros: !!! estarán de nuevo en concierto el 2 de noviembre (del 2007, se entiende) en la sala Razz Club (o sea, la sala grande) del complejo Razzmatazz de Barcelona.



Decidí ver a los !!! en vez de a Kaiser Chiefs porque a estos ya los había visto teloneando a U2 dos años atrás y porque, como ya comenté por aquí, la música de este grupo neoyorkaliforniano es visceral, sexual y orgánica, de esas que se te cuelan entre los huesos y te hace menear el esqueleto. Fui con las expectativas muy elevadas... y las superaron, vaya si las superaron, y con muchas, muchas creces. Aquello fue un sindiós de baile, sudor y extenuación. ¿Que no me creéis?


Must Be the Moon (Summercase 07 Barcelona)


Heart of Hearts (fragmento - Summercase 07 Barcelona)

Desafortunadamente, este concierto coincide, en fechas, con otro evento al que tenía previsto asistir: la HispaCon 2007. Pero, dado que cierto proyecto aún está en estado embrionario, que ya he visto muchas HispaCones, que estas se me van haciendo monótonas (porque el modelo no dé para más, porque no haya mucho más que tratar, porque no conseguimos que haya una auténtica financiación o porque, simplemente, me aburren) y que la música me tira más que estar encerrado entre cuatro (o dieciséis: la planta del pabellón Hassan II forma una estrella de ocho puntas)... Nos vemos el 2 de noviembre en el Razzmatazz.

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sábado, agosto 04, 2007

Cuando conocía los secretos del Universo

En septiembre hará ya once años que aprobé el último examen (Mecánica Clásica de cuarto, cómo no, como casi todos los alumnos de aquellas promociones que teníamos como profesor a Joan Solà) y me titulé en Físicas.

Once años. ¡Guau! Cómo pasa el tiempo...

Como todos los recuerdos, estos están destilados por las sensaciones, idealizadas por la juventud: los sueños que urdía y que aún no habían empezado a caer, por el círculo de amigos que parecía que iba a durar eternamente, por los amoríos (dos sólo, ¿ein? Uno que acabó en calabazas y otro que aún dura y perdura y que mantenemos encendido desde hace doce años) y, sobre todo, volviendo a este caso en concreto, por los conocimientos que, momentáneamente, adquirí en los seis años que pasé en la UAB.

Momentáneamente porque, si hace once años podía calcular el movimiento orbital, comprender la deformación espaciotemporal en las inmediaciones de una estrella masiva o describir los orbitales mediante funciones de probabilidad, hoy no os sabría calcular ni una triste y sencilla trayectoria parabólica.

Pero hace once años me sentía como si, mirando a mi alrededor, pudiese declamar: "Universo, conozco tus secretos".

De chiquitín ya quise cursar físicas. Bueno, mi primera vocación fue veterinaria, pero a los siete u ocho años tuve un arrebato de sensatez, y con mis pocos redaños para matar una mosca y mi pulso más bien azaroso, me decanté por algo menos peligroso para los animales (quizá no me habría importado tanto si hubiese decidido ser cirujano). Mi ilusión era conocer aquellos secretos guardados en el interior de las estrellas, en la vastedad del océano de la noche. ¿Por qué? Bueno, para aquellos que no lo sepáis, ese amor por el Universo nació cuando, con cinco años, mi hermano me llevó al cine a ver:

Star Wars

(Sí, sí: Star Wars. La culpa de todo esto la tiene, en el fondo, George Lucas. Si cuando digo que soy friqui, lo digo con conocimiento de causa.)

Pero, si la vocación hubiese quedado restringida a ese impacto infantil, en bachillerato ya me habría dado de bruces con la realidad. Pero hubo otros estímulos, tanto externos (las revistas Algo 2000 y Muy Interesante -por aquel entonces, algo más científica y mucho menos sensacionalista-, la magnífica serie Cosmos, de Carl Sagan) como internos: el conocimiento de cómo funcionan las cosas en su sustancia más íntima. Pocas cosas me parecían, y me parecen, más maravillosas que la conexión entre las fuerzas nucleares y la combustión de las estrellas que nos permiten existir y preguntarnos y, poco a poco, ir desvelando la naturaleza de esas fuerzas.

Once años. Después, unos cinco meses de paro, dos meses de cursillo en Madrid, "becado" (o sea, 70.000 pesetas en negro pagados por la empresa) por ProfIT para recibir formación en Cobol, que después no me sirvió para el año largo que estuve desarrollando aplicaciones a medida en entorno Oracle (y en un entorno empresarial que, para esta cándida alma comunista, como que se la traía al pairo); tras eso, seis meses en Cruz-Verde bajo la dirección cuanto menos caprichosa de un inepto que simplemente quería comprobar cómo se desenvolvía un físico sin tutela en un laboratorio de ambientadores; dos años y medio ejerciendo de help-desk en Whirlpool (una experiencia maravillosa en cuanto a adquisición de conocimientos y, sobre todo, en aprender a tratar con un equipo humano; y que abandoné tan sólo porque el trepa que apartó de enmedio a dos superiores me tomó como una amenaza en el trabajo y ejerció lo que hoy se conoce como mobbing, y que entonces era, en mi caso, o me largo o le parto las piernas), y, finalmente, en Esta Santa Casa... lugar donde he sacado el máximo rendimiento de mis conocimientos al "corregir" a algún autor no demasiado versado en esto de la astronomía.

Y no me arrepiento en absoluto. Trabajo en mi afición, y eso es impagable (bueno, Alejo, eso no quiere decir que no agradezca aumentos...). Lo único que lamento es haberme olvidado de tantos secretos de la naturaleza.

Pero todo tiene arreglo.

Cuando estaba en el instituto, mis amigos me tachaban de loco por querer cursar una carrera de una materia tan difícil. Y, cierto es, cuando estás en el colegio y en el instituto y, un lunes por la mañana, por poner un ejemplo, entra un profesor o profesora, se planta ante la pizarra y empieza a desarrollar las ecuaciones del movimiento... como que desanima. A mí me desanimaba. Sólo más tarde te das cuenta (porque nadie te lo explica) que la cinemática y la dinámica son básicas para algo tan imprescindible en la ciencia como calibrar los detectores.

Porque si no detectas ningún movimiento, no eres capaz de interaccionar con la Naturaleza. Y la física trata de eso: describir la Naturaleza hasta su más íntimo detalle.

El problema es: ¿Cuándo se da cuenta el alumno? ¿En segundo, tercero de carrera? ¿Y qué hay de los alumnos que afrontan su primer curso de física en el colegio? Yo tenía claro qué carrera quería cursar, y consideraba la cinemática, la óptica y otros campos de la física como los obstáculos a vadear para que me enseñaran los secretos de la relatividad y de la cuántica, pero a los chavales de doce años, o a cualquiera que quiera acercarse a tan apasionante área del conocimiento, o se le muestra desde el principio los objetivos o, desde luego, no tendrán la paciencia de aprender hasta alcanzar el punto de comprensión necesario para que todo haga click en la mente y adquiera todo el sentido.

Transmitir la fascinación de la ciencia, y la pasión por ella (lo que implica, además, una perspectiva mucho más amplia, que va más allá de las frías ecuaciones) es lo que caracteriza a los buenos profesores.

Uno de ellos, uno de los más míticos, fue Richard P. Feynman. Un científico heterodoxo que no se preocupaba sólo por arrojar luz a lo desconocido, sino por hacer más inteligible y más fascinante para cualquiera que se acercase a escucharlo las materias más arduas.

Así que, para todo aquel que siempre se ha sentido cohibido bajo la aparente complejidad de la física, o tiene curiosidad por entender la "filosofía de la naturaleza" sin necesidad de comprender multitud de fórmulas, Seis piezas fáciles puede ser un buen inicio. Extracto de un libro más "completo", Lecciones de física, este título que hace poco ha aparecido en edición de bolsillo es un extracto de las clases magistrales que el premio Nobel impartió durante dos cursos en la asignatura de Introducción a la Física. Un enfoque que se aparta, como comentaba, de la línea ortodoxa (la de las fórmulas) y se dedica a explicar los fenómenos de la naturaleza que yacen tras la teoría. Desde por qué la evaporación enfría un líquido hasta los rudimentos de las cuatro fuerzas (que conocemos; nunca se sabe del todo) fundamentales: ojalá mis profesores de instituto, y más de tres o cuatro de la facultad, hubiesen sabido transmitir esa fascinación y no se hubiesen dedicado a vomitar fórmulas sin más; quizá no se me habrían olvidado tantas cosas.

Si deseáis comprender los "secretos de la física", no lo dudéis: haceos con este libro. Aunque no nos engañemos, la física no es tan sencilla, como, eh, no sé (a ver qué digo para no molestar con la comparación)... como ser jefe de realización en televisión, pero os aseguro que el esfuerzo acaba siendo gratificante. Y mucho más sencillo que aquellas lecciones de cinemática del bachillerato.

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