sábado, enero 28, 2006

The Amazing Spider-Man: Revelations, de J. Michael Straczynzki

Ingenuidad. Esa es la palabra que andaba buscando en la entrada sobre Rising Stars, que no se me ocurrió en aquel momento y que me vino a la cabeza leyendo este segundo trade paperback del Trepamuros con J. Michael Straczynski a cargo del guión.

Este Revelations recopila cuatro números, el primero de ellos dedicado a los atentados del 11-S. Ingenuo en cuanto consta de 27 páginas en las que hombres y superhéroes trabajan hombro con hombro en el desescombro de la Zona Cero, en las que las lágrimas surcan mejillas y supermejillas. 27 páginas que, necesariamente, acaban siendo largas, e inevitablemente, el tono acaba siendo demasiado sermónico. Y ojo, porque eso no quita que, cuanto menos este lector, esté de acuerdo con lo que dice Stracynski. Pero sus deseos de un futuro utópico son eso, utópicos; y aunque respetables, la ingenuidad es tan obvia, y acaba siendo tan forzada, que rechina en una obra de arte. Un homenaje emotivo, sí, pero forzado.

También se transpira cierta ingenuidad en los dos siguientes números, cuando Peter Parker se adentra en los suburbios de Nueva York, o cuando tiene una conversación muy reveladora con tía May. Pero, al fin y al cabo, Spider-Man tiene también ese lado ingenuo, el que le provoca tantos problemas con la opinión pública, el tío que tiene buenas intenciones y que los medios de comunicación tachan de aprovechado, de amenaza, de elemento desestabilizante. El superhéroe más humano (al menos, que yo conozca; si Rafael Marín lee esta entrada, quizá sepa enmendarme la plana. ¿Verdad, Rafa?)

Pero, como comenté en el anterior artículo, una de las cualidades de Straczynski es la de elaborar unos personajes tridimensionales, completos más que complejos, y su mirada alcanza recovecos erróneamente olvidados en nuestra vida cotidiana: la ambigüedad del amor a los seres queridos, que danza entre el altruismo y el egoísmo, o la cobardía para retomar una relación que se ha enfriado (como se muestra bellamente en el último número sin que medie diálogo alguno).

Aciertos y desaciertos de un buen guionista que parece que insiste en escojer dibujantes que no empañen su guión con dibujos atractivos, y que elabora unas tramas poco convencionales en cuanto a su dimensión para lo que estamos acostumbrados a ver hoy en día.

lunes, enero 23, 2006

Dormir, soñar...

Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así!

¡Morir... quedar dormidos...
Dormir... tal vez soñar!


Hamlet, William Shakespeare

(En recuerdo a un buen amigo, una maravillosa persona, que justo ahora empieza a soñar...)

sábado, enero 21, 2006

Rising Stars, de J. Michael Straczynski

Rising Stars: Born in Fire
Una esfera luminosa cae en el pueblo de Pederson (Illinois, Estados Unidos). Su destello afecta a 113 niños que estaban siendo engendrados en el momento de la colisón. A lo largo de la infancia cada uno de los especiales (tal como los llaman) empieza a desarrollar un superpoder: capacidad de volar, fuerza, rapidez, pero también hay quien desarrolla una belleza irresistible, quien posee una inteligencia fuera de todas las tablas de C.I., quien habla con los muertos, quien sana e incluso resucita, quien alcanza la condición de santo...

El paso a la madurez lleva a los 113 de Pederson por sendas diferentes. Algunos optarán por el anonimato. Hay quien considera que ha de poner sus poderes al servicio de la sociedad; hay quien piensa que son una condena, y hay quien los usa en su propio beneficio.

Y quien usará sus poderes para devolver los golpes que el rechazo por ser diferentes les asesta.

Quien haya visto Babylon 5 sabrá del talento de J. Michael Straczynski como guionista de gran talento, poseedor de una visión de conjunto que le permite imbrincar numerosos arcos argumentales en sus series y no dejar ninguno suelto. Siempre que la productora le deje, claro está, no como sucedió con las temporadas cuarta y quinta de Babylon 5. Quien no la haya visto aún... pues aún tiene una deuda pendiente con la que ha sido la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos hasta la llegada de la nueva versión de Battlestar Galactica.

Rising Stars: PowerComo el autor inteligente que es, respeta, adapta y convierte numerosos lugares comunes del género de superhéroes en una visión más realista y mucho más madura. El superhéroe deja de ser un superhombre, en su versión más nietcheziana, para convertirse en una persona con una habilidad, un talento (o una maldición). A su vez, ese perfil más humano sirve para que el autor vuelva a incidir sobre una de sus obsesiones: el rechazo, presente en forma de xenofobia en Babylon 5 y, aquí, en la repulsa al diferente, al "rarito". Una vista multifacética del miedo a lo diferente que impulsa al hombre (e incluso al superhombre) a las más abyectas barbaridades.

El punto fuerte de Straczynski es, sin lugar a dudas, la caracterización de personajes (valga como ejemplo las caídas y auges relacionadas de Londo Molari y G'Kar: toda una tragedia digna de un buen alumno de Shakespeare), y en ellos descansa gran parte del interés de Rising Stars aunque, debido al gran elenco de personajes que cruzan sus páginas, en algunos casos los trazos son mínimos e, inevitablemente, los secundarios resultan mucho más rígidos de lo que nos tiene acostumbrados.

Los dos primeros tomos de la colección en paperback fueron una lectura compulsiva, desde la perfilización de los protagonistas en su infancia, a través de la asunción (o no) de su identidad en una turbulenta adolescencia, hasta alcanzar una edad adulta en la que empiezan a ser conscientes de su difícil encaje en el mundo.

Pero.

Rising Stars: Fire and Ash
Sin embargo, el tercer tomo, Fire and Ash, me ha dejado bastante frío. Lo esperaba con impaciencia, a pesar de que, una vez los 113 de Pederson se hacen con las riendas de su destino y la narración pasa a centrarse más en la trama (una mayor tensión entre los especiales y algunos elementos reaccionarios del gobierno de los Estados Unidos), Straczynski empieza a pecar de cierta ingenuidad en el planteamiento. Sí, porque su proverbial caracterización desaparece cuando aparecen los militares (todos ellos una panda de ceporros a más no poder), o cuando desglosa los logros de los especiales en un mundo mucho mejor que está apenas pasada Utopía, girando en el primer cruce a la izquierda.

En esos detalles, la credibilidad de la obra queda mermada, y los últimos capítulos, a pesar de que el disparador del desenlace puede llegar a ser explosivo, conducen a un final flojo por poco inesperado y por pecar de mesianismo. Y a pesar de mi identificación casi completa con el punto de vista del guionista respecto a los temas que aborda. La suspensión de la incredulidad había quedado abortada mucho antes.

Aun así, os recomiendo encarecidamente los dos primeros tomos, Born in Fire y Power, si sois de los que preferís las neurosis de Peter Parker a la arrogancia de Clark Kent.

viernes, enero 13, 2006

De reflexiones y miradas

Un momento de reflexión:

Mirando atrás, los posts publicados van desde mis impresiones de lecturas y escuchas hasta la frustración de ciertas noticias, casi siempre relacionadas con este curso político tan tenso.

A pesar de que una bitácora viene a ser como un "diario en abierto", precisamente este hecho me inhibe de escribir lo que realmente siento, o lo que pienso que debería publicar. En ocasiones porque no me veo capaz de formular con un mínimo de coherencia mis impresiones. A veces, porque sería demasiado rabioso, o bilioso, o directamente no conduce a nada más que a una invitación a trolls (normalmente a la derecha de la derecha) a comentar barbaridades.

Y, otras veces, repasando el fichero, me ínvade la sensación de estar frivolizando.

¿Qué utilidad puedo darle a la bitácora? Esta sería una pregunta concreta, más concreta, al menos, que la genérica "¿para qué sirve una bitácora?".

Después de unas semanas de gandulear por casa, cuando me siento delante del ordenador y abro un nuevo documento de Word y no se me ocurre nada, también me pregunto: "¿Qué utilidad tiene lo que escribo?"

Bien, depende de si pongo toda la carne en el asador. Si lo que hago es diferente. Si aporto algo diferente.

Si mi mirada es diferente.

Si soy capaz de mirar.

Un escritor (que no es sino una persona que necesita plasmar lo que pasa por su cabeza en palabras) ha de tener una mirada propia, una que no se deje influenciar por el entorno, capaz de discernir lo esencial de lo accesoria, que sirva de herramienta para los cimientos de la personalidad propia. Una mirada de la que poder aprender, que tiene que estar exenta de juicios, porque eso implica una mentalidad llena de prejuicios. Una condición necesaria, aunque no suficiente, para que la vida de cualquiera no acabe siendo un guion escrito de antemano, un sendero trillado y gastado que cruza muy lejos del paraje más bello.

A veces, obcecado en el trabajo, en la casa, en los libros, a veces, digo, giro la cabeza y me da por mirar no superficialmente, sino críticamente. Incluso se oye el velo cayéndose de los ojos (flusss).

Y, en ocasiones, entiendes que lo más cómodo sea mantenerlos entelados.

Mi mirada cae, por ejemplo, últimamente en un hecho que hace años no era tan frecuente como ahora. ¿Os habéis fijado en las personas que se acercan a una cabina, simulan descolgar para hablar y, al cabo de un rato, empiezan a aporrear el teléfono y a examinar el cajetín de devolución esperando encontrar alguna moneda? Me llama la atención el intento de disimular, cuando acto seguido se trasladan al teléfono de detrás y repiten la misma operación. Este es el hecho accesorio: esa necesidad de aparentar unas formas. El hecho esencial: ¿por qué hay tanta gente que necesita de esas pocas monedas (porque no es tan fácil que caigan monedas por aporrear el depósito y no se van a llevar muchas, ciertamente)? En su mayor parte, ancianos. Es fácil deducir que su pensión, si tienen, no llega para gran cosa. ¿Qué historia habrá detrás de cada uno de ellos? ¿Sus familiares no pueden ayudarlos? ¿Están solos?

lunes, enero 09, 2006

El eterno padawan de Sentmenat

No, la foto no está retocada con Photoshop.

El padawan Álex

Tomada en nuestro despacho dos días después de Reyes. El sonido está tomado directamente de los efectos especiales de la saga.

Mañana empezaré a transitar por los caminos de la Fuerza para ser... un poquito más sabio, al menos.

viernes, enero 06, 2006

Mi segundo de gloria

Hoy iba a hacer otra entrada de maldades navideñas, pero he cambiado de idea. Hoy toca ombliguismo puro. Al fin y al cabo, también caigo en el consumismo de estas fechas. Pero bueno, ya entra en la inconsistencia de mi personalidad.

Mi Reina Maga particular me ha regalado un DVD titulado Minuscule, un documental sobre la gira del álbum Vespertine de mi idolatrada Björk. Muestra imágenes de la gira mundial que realizó en Liceos y otras salas de conciertos de música clásica.

Mientras lo veía, recordaba ese inmenso, intenso, divino concierto en el Liceu de Barcelona. Y en estas que aparecen tres niñas del coro de voces de Groenlandia que acompañaba a la islandesa, hablando en el Parc Güell de Barcelona.

Mola, imágenes de Barcelona. ¿Es posible que también grabasen el concierto?

La siguiente escena: Björk, Zeena Perkins, Matmos y el coro, saliendo de entre las bambalinas al escenario para recibir la ovación final.

El escenario: el Liceu.

El público aplaudiendo a rabiar. Björk preguntando: "¿Do you speak English?", y éste contestando "Yeah". Sí, yo estuve allí.

Y siguen los aplausos, y se oye una voz gritando: "guapaaaaaaaaaaaaaaaa". Y creo recordar que yo grité eso, entonces...

Mi segundo de gloria en el Liceu

Mi segundo de gloria. Compartido con Björk. Joder, es que ya me puedo morir tranquilo.

martes, enero 03, 2006

Sobre la originalidad y la calidad

Entiendo que el amigo Pere Lluís comentaba, en el post anterior, se quejaba de la minimización de obras musicales por su "falta de originalidad". Y es que en la música, como en la literatura, muy poco (o nada) queda por inventar.

Para que quede constancia que originalidad y calidad no se miden con la misma regla, valga como ejemplo la reseña al debut de Clap Your Hands Say Yeah en Mondo Sonoro, que podéis leer pinchando sobre el título del post o aquí.

Un disco divertido, desenfadado y, como el caso de You Could Have It Much Better, absolutamente sin complejos. Imprescindible para no lastrar el talento con imposturas, inseguridades y neurosis varias.

lunes, enero 02, 2006

Podía tenerlo mucho mejor con Franz Ferdinand

Y andaba hace poco más de una semana por la Fnac del Triangle, cumpliendo encargos de mi familia política, cuando tropecé con una columna de exposición en la que se ofrecía, con precio oferta (dicen ellos: el precio no era tan oferta), una edición especial, CD + DVD, del You Could Have It Much Better With, de Franz Ferdinand. Ya comenté que el sonido de estos chicos de Glasgow no es excesivamente original; su gran baza está en la frescura y descaro que transmiten sus canciones. Gente sin complejos.

Y ahí me quedé, mirando la columna, recordándome esa falta de originalidad, y riéndome de la estrategia de ventas de añadir un DVD con extras tales como entrevistas (el acento escocés no es el mejor para alguien que lleva años sin pisar tierras anglosajonas), el videoclip del megaéxito "Do You Want To" (que machaca diariamente mis neuronas; a hooky catchy song que dirían en la MTV) y contenidos exclusivos en su página web.

Mi copia de You Could Have It... ante un A Feast for Crows

Soy débil. Lo sé.

(Y sí: el libro que asoma por detrás ya me lo he leído. Avisados estáis.)

Do You Want To
Un disco que homenajea descaradamente el sonido de The Jam, lleno de esas catchy tunes que no te quitas aunque te revistas las meninges de teflón, reminiscencias Beatles de la época del Revolver y Magical Mystery Tour en los registros más tranquilos ("Eleanor Put Your Boots On", "Outsiders"), y sobre todo una confianza en sí mismos que pasa por no renegar de sus influencias sino jugar con ellas, evolucionar con ellas y huir de imposturas que resten naturalidad a su música.

Un vídeo no apto para arties gafapasta
Y se nota: estos chicos se divierten con lo que hacen. Recordad su nombre: Franz Ferdinand, y han venido para quedarse y descoyuntaros los espinazos y quemaros las suelas de los zapatos.